lunes, 18 de enero de 2010

la rosa purpura del cairo

No hay forma, no hay manera, no existe otra cosa…Realmente soy feliz cuando las luces se apagan y el proyector se enciende. Nada me remite a momentos tan bonitos como el cine. A veces me preocupa que la realidad no me apetezca como me atraen las historias perfectas con personajes perfectos de las películas, porque por más que tengan defectos, los defectos de esos personajes los hace más perfectos todavía a mi mirada. Porque cuando se apagan las luces no soy más que una espectadora. Todos somos vouyeurs, pero como disfruto yo con eso. Me doy cuenta del poco sentido que tiene este texto, y que ni siquiera lo estoy pensando demasiado mientras lo escribo, pero es que lo que el cine me hace sentir, es inexplicable, no lo puedo describir y no creo que nadie me vaya a entender si intento explicarlo, así que lo dejamos así, como dije al principio: realmente soy feliz cuando las luces se apagan y el proyector se enciende.

2 comentarios:

  1. http://revistapeinate.com.ar/2010/01/15/mil-ciento-sesenta-palabras-sobre-cine/#more-3818

    Por ahí te interesa...

    besito.

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  2. Nunca recuerdo si fue Truffaut o Hitchcock (o Truffaut entrevistando a Hitchcock) el que dijo: "El cine es como la vida, solo que sin las partes aburridas". Y comparto tu sentimiento sobre la magia, la ilusion del cine. Esa luz proyectada en una superficie, que por un defecto de nuestra vision logra crear una realidad paralela en las que logramos esa inmersión durante los minutos que dura la proyección.

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