viernes, 26 de junio de 2009

antes

Yo crecí rodeada de varones, literalmente, una hermana entre dos hermanos y desde siempre, desde chiquita jugué más a juegos de ellos que míos. Como la mayoría jugué a la cocinita, al papá y la mamá (una mamá muy independiente que andaba en moto, o sea, en triciclo) a las barbies me mataban los ponies. Pero también jugaba con los rastis, los playmobiles (creo los mejores juguetes de la historia) y He man. Mi madre no se horrorizaba por esto, me dejaba jugar en los árboles y tirada en el piso, me dejaba levantar caracoles y jugar a traclearnos pero eso sí, si iba a jugar a los halcones galácticos o con He man, siempre, siempre me compraba los personajes femeninos como que eso le daría el toque "rosa" al juego masculino.
La realidad es que mi infancia fue lo más y la recuerdo como la mejor de las etapas, pero un día me di cuenta que ya había crecido, que era hora de tomar mi lugar de mujer en el mundo podría decirse, ese día les llega a todas las marimachos, varoneras o como quieran llamarlas, es el día en que te pegan en las tetas y te duele... ahí es cuando una nena se hace mujer.

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